Antes de la llegada de internet, los bares y cafeterías eran auténticos puntos de apoyo social y el vermut alimentaba la transmisión de noticias.
Érase una vez, en una época en la que se necesitaban largas horas de viaje para llegar al pueblo más cercano, sentarse en un bar era la mejor opción no solo para encontrar paz y tranquilidad, sino también para enterarse de los últimos acontecimientos políticos, participar activamente en la vida social del pueblo o incluso encontrar soluciones a problemas amorosos. Era un mundo muy diferente al mundo hiperconectado de hoy en día, donde también somos peces atrapados en infinitas redes sociales.
Hace siglos, los bares y cafés eran un verdadero punto de apoyo social y cumplían una función comparable a la de Internet en la actualidad. Para saber lo que estaba pasando en el mundo, todo lo que tenías que hacer era sentarte, tomar un buen vermut y esperar. Aunque se redujera la gama de bebidas, el vermut estaba casi siempre en el menú, no sólo en Italia, donde se hizo popular hace 150 años, sino en todo el mundo, desde Europa hasta América del Sur e incluso África. En aquellos tiempos, el vermut era la bebida más popular, lo que acabó con las modas y creó otras nuevas.
Desde las tradiciones de los aperitivos burgueses hasta los cafés literarios, desde las reuniones de políticos e intelectuales hasta la crónica más común del pueblo: todo giraba en torno al vermut.

Hoy, muchos años después, el vermut sigue presente en los bares de todo el Mediterráneo, solo, con soda, mezclado en deliciosos cócteles o acompañando maridajes creativos de la mano de los chefs más vanguardistas.
Así que vale la pena parar nuestros apurados momentos y brindar: ¡Salut y Vermut!
